Uno de los grandes problemas que enfrentan los planificadores territoriales es la evolución y complejidad de las comunidades, enfrentando presiones como el crecimiento de la población, cambio climático, demografía e inmigración.
Ante ello, los planificadores pueden dar uso a a mapas inteligentes y realizar análisis espaciales que les permita una mayor comprensión de los proyectos, y a la vez a la autoridad tomar decisiones y gestionar su entorno de manera eficiente, acercando a la ciudadanía a las decisiones sobre su territorio.
Conozca su espacio geográfico y sus activos de tal forma pueda comprender las necesidades de la ciudadanía, y tenga la capacidad de focalizar recursos de forma eficiente.
Los mapas inteligentes ayudan a los planificadores a construir comunidades resistentes y sostenibles con sostenibilidad económica y ambiental a largo plazo. La inteligencia de ubicación puede potenciar decisiones críticas sobre el uso de la tierra, la preparación para emergencias, el transporte, los espacios públicos y las áreas residenciales o comerciales.
Esto conlleva a reinventarnos como organizaciones, seamos autoridad o comunidades que buscan un desarrollo sostenible y sustentable en nuestro espacio geográfico, con políticas públicas y sociales que permitan un crecimiento equilibrado en el tiempo.
Y en este equilibrio somos parte de las decisiones que se requieren a nivel local, con tecnología que permita visualizar nuestro entorno, que nos permita conocer patrones que se dan en nuestras comunidades y anticiparnos ante problemáticas propias de un espacio que en muchos situaciones carece de planificación.
Los planificadores territoriales tienen no sólo el conocimiento, sino que también la llave para estructurar planes de desarrollo a nivel local que perduren en el tiempo.
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